lunes, 19 de noviembre de 2012

27. TIO LACHO

Cuando falleció el tío Lacho, marido de la tía Celeste, dejó en herencia una gran cantidad de títulos que acumuló a lo largo de su vida, entre los que destacan El gran comendador de la Orden del Butaque sin Pelo, este grado lo alcanzan únicamente los que logran dejar lisitos tres butaques de auténtico cuero de jabalín; también fue presidente honorario de la cofradía de los Grandes domadores de hamaca; y fue autor de la Guía rápida para desdoblar una perezosa en diez segundos. 

Por eso cuando la tía comenzó a decir entre llanto y suspiros que el tío Lacho había sido un hombre bueno, todos estuvimos de acuerdo; cuando gritó que había sido un marido leal, algunas de las asistentes empezaron a ponerse nerviosas; al decir que el tío Lacho podía descasar en paz porque se fue sin deberle nada a nadie, ya nos mirábamos todos con bastante alarma, y llegamos a la conclusión de que todos los lacitos que dejó colgando el tío, ahí se iban a quedar in saecula saeculorum, como decía el cura. 

Cuando afirmó que el difunto había sido un hombre trabajador, el compadre Abel Moreno ya no se aguantó, y le dijo a Gume, el hijo mayor del tío Lacho: 

—Oí vos Gume, llamaras al doctor pa’ que le siga haciendo la lucha a tu papá, ya que si es cierto lo que está diciendo de él tu mamá no lo debemo dejá ir; ahora, si es el tío Lacho que yo conocí, ahí en su caja está a toda madre.

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